A pesar de la gran diferencia que obtuvo el actual intendente Esteban Reino en las elecciones del pasado domingo respecto al segundo, esos números parecen no dejar tranquilo a nadie en el Ejecutivo. Es que los casi 14 mil votos que obtuvo el candidato de Juntos por El Cambio suman casi el doble de los que cosechó Juan Pablo Vismara. Pero la gran preocupación es que se sabe que en octubre esa diferencia es imposible de sostener, ya que en el Frente de Todos se disputaba una interna entre Vismara y Graciela Pilone, y esa agrupación competirá en las próximas elecciones generales en una lista de unidad. Por lo que la brecha entre los dos candidatos a la intendencia (reelección en el caso de Reino) se acorta notablemente: entre oficialismo y oposición hay una diferencia aproximada de unos 3 mil votos. A simple vista, mirando los números fríos parece una distancia inalcanzable. Pero hay diferentes factores y actores que pueden cambiar significativamente ese resultado.
Por un lado, hablando de actores, se encuentran los dos candidatos mencionados, pero existen dos más que podrían modificar, directa o indirectamente, el resultado de la elección a nivel local, y son las dos fuerzas que lograron cosechar la cantidad de votos necesaria para competir en octubre. Se trata de Jorge Guzmán, cuyo espacio Consenso Federal recolectó más de 2 mil votos: aunque en primera instancia no alcanzaría para obtener una banca en el Concejo, están convencidos de que trabajando arduamente durante estos dos meses restantes pueden acrecentar ese número. Pero de no ser así, incluso si descendiera esa cifra, ese caudal de votos está bajo la lupa de ambos sectores que compiten en punta. Más allá de haber circulado versiones de la no presentación de esta lista en octubre, por el momento está descartado ese rumor y están dispuestos a redoblar los esfuerzos.
En tanto quien tiene pocas chances de llegar a meter un concejal es la Unión Vecinal, encabezada por Mariano Mare, a pesar de haber superado los mil votos. Este dato también es tenido en cuenta por quienes encabezaron la elección del último domingo: Reino para obtener un triunfo con mayor diferencia, y Vismara para achicarla, incluso con chances de obtener un triunfo que sería sorpresa.
Pero tampoco hay que dejar de lado dos cuestiones fundamentales: tiempo y contexto. Es obvio que la imagen del oficialismo a nivel nacional y provincial, a raíz de la contundente derrota de las PASO, cayó estrepitosamente, dejando grietas incluso entre los propios: muchos fueron los intendentes y legisladores que criticaron la gestión del presidente Macri, intentando de alguna manera de despegarse de la mala imagen del gobierno, cual mancha venenosa. En cuanto al tiempo, ocurrió lo siguiente: en un lapso de 96 horas las encuestas daban un eventual empate entre Macri y Fernández, predicción que quedó sepultada hasta el ridículo luego de conocerse los resultados del domingo a la noche. Horas después, la Argentina sufrió una devaluación de su moneda del 26%, pulverizando aún más el poder adquisitivo de la sociedad. El candidato de "la avenida del medio", Roberto Lavagna, quien obtuvo el tercer lugar, encendió las alarmas al anunciar que suspende la campaña por la crisis social económica, aunque por el momento está descartado que se baje de la candidatura.
Todos estos vaivenes políticos parecen hacer dudar, no sólo a los mercados, clase política y sectores de poder, sino a los votantes. Estos se sabe que están divididos en tres grandes grupos: los más combativos y militantes, como lo son actualmente quienes simpatizan con el oficialismo y con la oposición; aquellos a quienes "la política no les importa", y los terceros, cuyo número parece haberse incrementado según los resultados de las PASO, los que votan según la coyuntura: el bolsillo, la heladera, la economía y el bienestar. Clara señal de esto son las medidas, sorprendentes pero positivas para unos, demagógicas y tarde para otros, tomadas por el presidente para, según él, "intentar llevar un poco de tranquilidad a los hogares en esta crisis". Medidas llamadas, por muchos, propios y ajenos, "casi peronistas". Paralelamente a esto, la imagen tanto de Alberto Fernández como de Axel Kicillof parece seguir creciendo, y esto por arrastre también puede modificar números hacia abajo. Sabiendo esto, en el ejecutivo local desde el domingo a la noche que tienen la calculadora y el reloj a mano, tratando de mantener cada voto y evitar que todo este contexto haga que se fuguen.
