Atrás parecen haber quedado las manifestaciones públicas de rechazo al proyecto presentado por el macrismo local en el mes de noviembre de 2020. Iniciativa esta que, a pesar de que el Ejecutivo y sus medios amigos la disfrazaban como “la oportunidad de generar economía genuina a través del turismo”, la sociedad la entendió casi de inmediato como una simple usurpación de los recursos naturales de todos los balcarceños, para facilitar el negocio privado de unos pocos.
No obstante, ese bajo perfil con el que sigue avanzando el proyecto se debe sin ninguna duda a esas expresiones de desacuerdo que llegaron, para sorpresa del intendente Esteban Reino y compañía, desde todos los sectores, algunos jamás esperados. Quien sepa entender el mecanismo del oficialismo local que sigue -salvando las distancias cuasi galácticas- la escuela comunicacional del macrismo nacional, comprenderá por qué, por ejemplo, el concejal Sebastián Pinilla, que no es ni tonto ni desmemoriado, sale a pedir micrófono para vociferar –por enésima vez- los defectos del “kirchnerismo”, los 12 años de corrupción y sarasa. Sería un error descomunal no darse cuenta de que ese tipo de mensajes les funcionó oportunamente para llegar al Palacio Municipal y continuar sosteniendo la gestión durante el segundo período, y que hay un vasto sector de la sociedad donde ese mensaje violento y negativo penetra. Está claro que ese mecanismo no está en absoluto trillado o vencido. Esa es lisa y llanamente la táctica distracción: “tirar la piedra al techo para entrar por el gallinero”. Claramente el objetivo es distraer para evitar la discusión alrededor de lo que se entiende como la "privatización" de lotes de la sierra "La Barrosa".
La prueba fundamental e irrefutable de todo esto es la desaparición del tema en cuestión de los portales, diarios, canales de televisión y radios locales: se está esquivando el debate público. De manera contraria, quienes llegaron a Del Valle y 16 de la mano de Mauricio Macri (aunque hoy se hagan los distraídos respecto de esa alianza) no descansan buscando que en una de las próximas sesiones del Concejo Deliberante se apruebe el proyecto. Y en lo posible de manera unánime. Aquí está el escollo principal con el que se toparon los concejales macristas, que se reduce simplemente en el no acompañamiento de la oposición para que se apruebe tal como lo redactaron los doctos del Municipio.
El oficialismo con sus once bancas, acostumbrado desde el 10 de diciembre de 2015 -casi como una escribanía pública- a levantar la mano para aprobar las propuestas del Ejecutivo sin importar los rechazos de quienes disienten en soledad, necesita en esta oportunidad darle legitimidad a este proyecto que cobró notoriedad pública por el impacto negativo que tuvo en la sociedad, la que inmediatamente hizo saber su descontento. En cualquiera de las lecturas posibles, ante una eventual unanimidad positiva en la votación, el macrismo no quedaría solo ante la opinión pública. Ya fueran insultos o aplausos, no quedarían expuestos de manera unilateral. Pero a juzgar por los antecedentes, lo más probable es que desde el Ejecutivo sepan que, si se tratase de una obra de teatro, lo que lloverían serían tomates y no flores. Por esto es que no se arriesgan a aprobarlo por la simple mayoría.
Desde la oposición en su conjunto, quienes suman la minoría de siete bancas, no están dispuestos a apoyar con sus votos algo que a prima facie ha provocado tanta confusión en la población, sumado a que existen puntos del proyecto en los que no se ponen para nada de acuerdo.
Desde el Frente de Todos el año pasado expresaron, ni bien el plan de loteo salió a la luz, que más allá de los diferentes puntos “conversables” hay fundamentalmente tres que para los miembros de esos bloques legislativos del Concejo son inamovibles. En principio, como en cualquier asunto que afecte a los recursos naturales del distrito, exigen que se realice un estudio de impacto ambiental que permita asegurar que dicho patrimonio, tan significativo para la ciudad, no se verá afectado negativamente.
Por otro lado, al tratarse de un tema relevante para la sociedad, argumentan desde la oposición que es imprescindible que se permita la participación ciudadana. En la práctica esto significa que desde el Ejecutivo se debería publicar el proyecto completo, junto a sus objetivos y demás datos relevantes como zonas y terrenos afectados, inversiones a realizar, eventuales inversores, etc., para que la sociedad no sólo esté al tanto de la propuesta plena sino que además exprese su parecer, ya que se trata de un recurso limitado de todos.
Y finalmente en la discusión llegan al asunto en el que no se ponen para nada de acuerdo, y que el macrismo defiende a rajatabla sin ceder un milímetro, aunque ocurra solo dentro de la intimidad de las paredes del Concejo: desde el Ejecutivo proponen casi a la fuerza que los lotes sean entregados bajo la figura de cesión a perpetuidad. Esto significa que no existirían contratos de locación o cesión temporaria, pudiendo los beneficiarios de esos terrenos escriturar en forma inmediata, con la consiguiente flojedad en cuanto al cumplimiento de compromisos de los eventuales inversionistas.
Resta esperar durante los próximos días, que seguramente serán agitados en el plano político local, para saber si finalmente el macrismo encabezado por Esteban Reino cede ante los cuestionamientos del balcarceño promedio que está medianamente informado. Ante el hermetismo que se pretende desde el Municipio -y que hasta cierto punto se logra- alrededor de este tema crucial para Balcarce, la población, como es lógico, al tener más dudas que certezas podría interpretar la propuesta oficial como un negociado turbio disfrazado de progreso. Y eso es un lujo que el intendente y quienes aspiran a sucederlo no pueden darse, sobre todo en un año electoral.
