

Frente al abandono crónico de las calles, residentes del sector de Avenida Cereijo (31) y calle 12 en Balcarce recurrieron a una llamativa medida: colocar macetas con plantas para marcar los profundos baches que convierten la transitada esquina en un riesgo constante para vehículos y peatones. Los vecinos explican que esta acción es "la única manera de no comerte el cazabobos", refiriéndose a los pozos que los conductores deben esquivar repentinamente.
La situación muestra la contradicción que genera malestar entre los vecinos: mientras las calles presentan un estado de deterioro avanzado, las autoridades exigen el cumplimiento de la Verificación Técnica Vehicular (VTV) para circular legalmente, requisito que muchos vehículos no pueden superar debido precisamente a los daños causados por el pésimo estado de la calzada.
Los vecinos cuestionan que "si rompés el auto con los pozos que hay en toda la ciudad nadie se hace cargo", señalando la falta de responsabilidad municipal ante los daños que sufre la propiedad privada a causa del mantenimiento deficiente del espacio público. Esta problemática no es aislada sino que se repite en diversos sectores de la ciudad, donde el estado de las calles genera constantes reclamos vecinales.
Más allá de lo que genere la inusual iniciativa, la utilización de macetas como señalización improvisada representa un llamado de atención sobre la incapacidad del municipio para garantizar condiciones básicas de transitabilidad y seguridad vial. Mientras los vecinos deben ingeniárselas para prevenir accidentes, la falta de respuestas oficiales profundiza el sentimiento de abandono en sectores que llevan años esperando por mejoras en la infraestructura urbana.
Esta situación, repetida en todo el distrito, se ha convertido en un símbolo de la postergación que sufren muchos barrios de Balcarce, donde los vecinos deben convivir diariamente con calles destruidas que no solo dañan sus vehículos sino que representan un peligro constante para la integridad física de quienes transitan por la zona.
