Dentro de los patrones básicos del derecho político, el poder se ejerce sobre una sociedad haciendo uso de las herramientas de las que el Estado dispone, y en un sistema democrático ese poder se encuentra legitimado por los votos. Legitimidad y poder, dos conceptos tan poderosos cuando se los posee, como peligrosos cuando los mismos confunden a quienes lo ostentan y no son capaces de percibir lo volátil de semejante intangibilidad.
Dentro de la primavera electoral de la cual alardea el macrismo de Balcarce, el mismo Secretario de Hacienda Francisco Ridao en la reunión de comisión para el tratamiento del presupuesto del que ya dispone el Ejecutivo en el ejercicio actual, se mofó de tener la legitimidad de los 17 mil votos que los respaldan, cual llave maestra para hacer y deshacer a discreción sin mayores explicaciones. Así, en ese contexto se aprobó, en la sesión extraordinaria del pasado jueves, el monto financiero disponible para que el Municipio desarrolle sus políticas durante el 2020, con los 11 votos del oficialismo, con considerables aumentos en las tasas e impuestos, y desoyendo no sólo a la oposición que rechazó en forma categórica y unánime el proyecto de presupuesto con sus siderales aumentos, sino a diferentes sectores sociales y gremiales que continúan reclamando medidas que descompriman la difícil situación económica que atraviesa la sociedad balcarceña. Entonces, si nos olvidamos por un momento lo reciente que aún parecen las elecciones de octubre, e intentamos despojarnos cada uno de nosotros de cualquier inclinación o influencia partidaria por un momento, la gran pregunta es: ¿para quién gobiernan?
EL DIARIO DE YRIGOYEN
Un secreto a voces es, mal que le pese a quien se ruborice o mire para otro lado como en la mancha venenosa, el blindaje mediático y periodístico del cual goza la gestión Reino desde el día cero de gobierno. Y desde antes también. Los informadores locales tanto en sus portales de internet, radios y televisión como en medios impresos, no hacen más que allanar el camino del macrismo para defender su gestión ante la más mínima crítica, no importa el argumento, y aunque sea a través de agravios o con fundamentos carentes de la más mínima consistencia de realidad. Puntualmente, y hablando del presupuesto, cuando desde la oposición se criticó el proyecto por "inconsistencias" y de ser un "presupuesto mentiroso", desde el macrismo levantaron el guante tergiversando el mensaje. El mismo Francisco Ridao amenazó en un medio radial con "publicar algo al respecto porque hubo una alusión personal". Eso quedó instalado en la opinión pública: que hubo un ataque hacia su persona. Y nobleza obliga, la verdad es que nunca se habló de él en forma personal. Y está el audio que lo prueba. Pero en esta estrategia de comunicación, que en un marco donde nadie se atreve a cuestionar absolutamente nada cualquiera podría ser maestro de Goebbels, se reformuló la réplica para atacar a todos y cada uno de los actores (y actrices) de la oposición con referencias personales. El caballito de batalla para que cualquiera lo suba al ring es el ex intendente José Luis Pérez: en medio de los reclamos de la oposición, de la cual Pérez forma parte, para intentar que la población no fuera castigada con aumentos de tasas tan elevadas en medio de la crisis nacional en la que el pueblo quedó hundido (por las políticas del mismo partido que los llevó al poder local, aunque hoy se hagan los desentendidos de la nefasta presidencia de Macri), desde el oficialismo arrojaron toda la artillería contra su última gestión, a la cual renunció a la mitad del mandato. Esto fue tapa de diarios y portales, réplica en redes sociales y corrió como reguero de pólvora. Lo que llamativamente no tuvo difusión, y por ende repercusión, es que el mismo Pérez en la sesión donde se trató el presupuesto reconoció la situación, pero con agudeza contestó que "eso no es respuesta a la pregunta de por qué proponen semejantes aumentos".
Y es que, hasta el más despistado lo sabe, cuando se responde con agravios es porque no hay una respuesta coherente. Dentro de ese ambiente de veracidad, Pérez sí renunció a la intendencia en 2009. Sí es cierto que José Enrique Echeverría se fue en 2015 dejando sueldos sin pagar y un municipio con un gran déficit. Pero también es cierto que la administración Reino comete errores: de análisis o de comunicación. Sus alfiles y peones salieron al unísono a compararse con la gestión de Axel Kicillof en la provincia, intentando dejar en ridículo a la oposición por tener que ser el mismo macrismo de Balcarce el que siga el ejemplo del gobernador. O no entienden absolutamente nada de análisis político y estadístico o, por el contrario, son muy sagaces pero comunican pésimo. Esta gestión municipal declaró hasta el hartazgo su brillantez para administrar los bienes públicos, "recaudando más de lo que se gasta", pagando los sueldos a término y con los pagos a proveedores al día. Entonces, ante semejante panorama digno de copiar por quien tenga la más mínima aspiración de ejercer un cargo público, ¿con qué necesidad aumentó en un 54% el presupuesto, en promedio un 60% las tasas municipales y un 48% el servicio de agua corriente si los números cierran a la perfección? La primera comparación, desde el oficialismo, la hacen con la nueva gestión bonaerense que aumentó un 75% el impuesto inmobiliario rural para propietarios de más de 2 mil hectáreas (que sólo afecta al 2% de la población total provincial), sumado a la bancarrota en la que quedaron las arcas de la provincia de Buenos Aires por decisión de María Eugenia Vidal. La lectura es simple: o se necesita más dinero para mantener un estado municipal en expansión, o los números que se exhiben están flojos de papeles.
HASTA QUE SE PINCHE LA BURBUJA
Párrafo más, párrafo menos, por más objeciones que se le hagan a la gestión de gobierno municipal este goza de muy buena salud, y está más que clara su legitimidad lograda en las urnas. Lo que sí se advierte es cierta indiferencia por parte de la sociedad a involucrarse en determinados temas que son fundamentales para modificar la realidad diaria de la ciudad. Seguramente esto es la consecuencia de semejante polarización, no sólo electoral sino que data de al menos la última década. La gente parece cansada de la política, o al menos de sus protagonistas. Y los intelectos de esta gestión lo saben, por eso para la opinión pública hasta parecen jugar a la anti política, defenestrando a cuanto personaje político se les cruce poniendo en duda la gestión del Ejecutivo. Funcionó y sigue funcionando, ya que tanto en lo local como en lo nacional el mismo método propio del macrismo fue el que permitió que ese movimiento retuviera poco más del 40% de los votos hace tres meses en las elecciones nacionales. Lo que no se sabe es, al igual que las declaraciones alrededor del presupuesto, si se equivocan en el análisis. Porque escuchar a quienes ejercen funciones públicas dependientes del Estado hablar mal de la política bajándole el precio, parece al menos contradictorio. En síntesis, lo que no debería olvidarse es que una gestión ciega disfrazada de poder no es más que una burbuja. La historia argentina es testigo de ello.