La jornada del pasado martes, fecha en la que Axel Kicillof junto a otros varios funcionarios visitó la ciudad de Balcarce, dejó además de anuncios y hechos concretos de la gestión, varias anécdotas que más allá de no ser conocidas por no enmarcarse dentro del acto protocolar son, por lo menos, curiosas.
El primero de ellos se dio ni bien el gobernador descendía de la combi que lo transportaba, estacionada frente al Museo del Automovilismo y donde comenzó la recorrida por tierra local. A un par de metros se encontraba Esteban Reino dispuesto a darle la bienvenida, pero imprevistamente Kicillof caminó hacia un dirigente local, encargado de la organización de su visita en Balcarce, con quien se fundió en un gran abrazo. La incomodidad del intendente se sintió al punto de que hasta se escuchó un "ooosoo" por parte del público agolpado detrás de las vallas, lo que generó algunas risas incluida la del titular del Ejecutivo local. Acto seguido el mandatario bonaerense se dirigió como corresponde al intendente, saludándose ambos de manera respetuosa.
Uno de los funcionarios que acompañó al gobernador fue el ministro de Transporte, Jorge D'Onofrio, homónimo del presidente del club River Plate. Una persona encargada de la organización se tuvo que dirigir varias veces a él, y lo hacía llamándolo solo "ministro". Tranquilamente podría tratarse de una formalidad o de mostrar respeto por su investidura, pero conversando en off confesó que "le sonaba D'Onofrio", que es hincha de Boca y "le parecía raro" que portara el mismo nombre que el mandamás del club de Núñez. "Si llegaba a meter la pata con tanta gente me moría", expresó el hábil trabajador local.
Finalizado el acto del Museo, los funcionarios recorrieron a pie el trayecto hasta la plazoleta donde estaban estacionados los siete patrulleros que se entregaron en esa jornada. Mientras caminaban hacia allí, alguien que lo hacía cerca del gobernador comenzó a relatar de manera crítica lo que consideraba las actitudes del intendente. "Reino es un tipo carismático, pero la verdad que..." fue la estéril frase abruptamente interrumpida por el mismo intendente, quien caminaba detrás de ellos aparentemente sin saberlo quienes hablaban de él. "Che, que estoy acá atrás", espetó Reino, lo que generó una carcajada de la comitiva que rodeaba a Kicillof y la risa del mandatario local, quien agregó: "Ahora te ploteo los patrulleros con el logo de Balcarce crece".
Minutos después, una vez formalizada la entrega de los móviles policiales, el gobernador se tomó varias fotos y una de ellas fue con los concejales de la oposición (del oficialismo salvo Gonzalo Scioli no asistió ninguno), y a la que sumaron al intendente. Al momento del flash todos posaban con los dos dedos "en V", salvo Reino que posaba con tres. "No, yo la ve no la hago, yo pongo tres dedos" dijo el intendente sonriendo. Inmediatamente Kicillof sin mirarlo respondió: "Hasta que viene Macri y te corta uno".
Además de las frases ocurrentes y chicanas que generaban risas, también hubo momentos tan inesperados como sorprendentes. Ya mencionamos días atrás la charla que el gobernador tuvo con docentes locales, los que sin titubear le dijeron que en las escuelas de Balcarce los chicos y los docentes "se están cagando de frío", en relación a la falta de calefacción en establecimientos educativos locales. También es cierto que, además de entregarle un informe con la solicitud formal de una solución a ese y otros problemas que afectan a las actividades de los docentes, a Kicillof le regalaron un fino mate grabado. "Para que no andes usando ese mate feo de plástico que te dieron", le dijeron entre risas al gobernador quien agradeció amablemente tanto el obsequio como las novedades recibidas.
Una de las situaciones un poco tensas se vivió también dentro del Museo. Una vez terminado su discurso y cuando se disponía a recorrer las instalaciones, el gobernador fue tomado de uno de sus brazos de manera casi violenta por alguien que le recriminaba que no debería haber estado en ese lugar tan emblemático para los balcarceños: "Kici, este es un lugar de ricos, no tendrías que haber estado acá", le manifestó en un tono que a juzgar por el rostro del mandatario le desagradó de tal manera que provocó, con una simple mirada a su custodia, que esta persona fuera apartada de él. El desconcierto no fue solo del gobernador, porque quienes pudieron observar la situación, incluso funcionarios locales, quedaron tan desorientados como Kicillof.
En resumen, y rompiendo con los mitos de las formalidades de los actos políticos, no todo es lo que parece. Ni los supuestos buenos son tan buenos ni los supuestos malos son tan malos. La nota más esperada hubiese sido un encuentro entre el cuerpo legislativo oficialista de Balcarce (los concejales que gritaron hasta el hartazgo que a nuestro distrito se lo discriminaba porque desde la Provincia no se enviaban patrulleros, y por algo no fueron) con el mandatario bonaerense. Será probablemente que no sabrían cómo defender esas críticas después de que Kicillof entregó a nuestro distrito 15 móviles policiales en un mes.
Pero de todo esto no hay que hablar.
