Más de medio centenar de hombres y mujeres que tendrán a su cargo durante 2023 las patrullas de exploración y rescate en las 13 bases que la Argentina opera en territorio antártico completaron la fase final de su entrenamiento con un ejercicio de tres semanas en la localidad neuquina de Caviahue, cuyas condiciones climáticas y meteorológicas son similares a las que deberán enfrentar en el continente blanco.
Los participantes del curso "Técnica Polar II" provienen de las tres fuerzas armadas, del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) e invitados de otros países que completan en Argentina su entrenamiento antártico.
Desde mediados de agosto el grupo está instalado en las laderas del volcán Copahue, a dos kilómetros de la frontera con Chile, donde divididos en cuatro pelotones cumplieron con cuatro días de entrenamiento en desplazamientos en el entorno, cuatro días de técnicas de supervivencia, otros cuatro de operaciones de búsqueda y rescate, y cuatro más de navegación y supervivencia en el agua, en el lago Caviahue.
El capitán Leonardo Grunwald, jefe del curso, contó a Télam que "el adiestramiento del personal se realiza en Caviahue desde 1949, cuando el general Pujato identificó que las cercanías del volcán Copahue brindan condiciones similares a las de la Antártida".
Luego del proceso de selección; todos los que viajan a alguna de las trece bases argentinas, durante un año participan de cursos y entrenamientos.
"Para el 2023 el Cocoantar entrena -desde diciembre de 2021- a 125 cursantes en tareas de mantenimiento, electrónica, y en el caso de los cerca de 50 que están acá tendrán la responsabilidad de garantizar la seguridad en las salidas de las bases", prosiguió Grunwald.
"En la Antártida muchas tareas científicas se realizan en campamentos que se montan en algunos casos a más de 100 kilómetros de la base más cercana o navegando con botes semirrígidos entre el hielo. Estos hombres y mujeres van a ser los responsables de acompañar a los científicos y facilitar sus tareas, y tienen que estar preparados para organizar una misión de rescate o sobrevivir a cualquier emergencia que pueda surgir", añadió.
Sobre una pendiente a unos 1.800 metros sobre el nivel del mar, cada patrulla simuló el rescate de un herido caído en una grieta, mientras los instructores y un psicólogo evaluaban sus comportamientos.
A un kilómetro de allí, otra patrulla utilizaba palas y serruchos para cortar 2.000 bloques de nieve compactada de 60 centímetros de largo por 20 de alto y 20 de ancho. La meta era construir, en 6 horas, un iglú capaz de refugiar a ocho personas. Junto ese refugio también debían construir una "cueva de nieve", utilizando palas para cavar una perforación de más de un metro de profundidad en el manto blanco para, después, ampliarla hasta que cupieran acostadas cuatro personas.
El instructor contó a Télam que "probablemente este sea el desafío del curso con mayor esfuerzo físico. No se trata de que adquieran las técnicas de supervivencia sino de ver cómo se organizan para cumplir el objetivo".
Los participantes del curso "Técnica Polar II" provienen de las tres fuerzas armadas, del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) e invitados de otros países que completan en Argentina su entrenamiento antártico.
Desde mediados de agosto el grupo está instalado en las laderas del volcán Copahue, a dos kilómetros de la frontera con Chile, donde divididos en cuatro pelotones cumplieron con cuatro días de entrenamiento en desplazamientos en el entorno, cuatro días de técnicas de supervivencia, otros cuatro de operaciones de búsqueda y rescate, y cuatro más de navegación y supervivencia en el agua, en el lago Caviahue.
El capitán Leonardo Grunwald, jefe del curso, contó a Télam que "el adiestramiento del personal se realiza en Caviahue desde 1949, cuando el general Pujato identificó que las cercanías del volcán Copahue brindan condiciones similares a las de la Antártida".
Luego del proceso de selección; todos los que viajan a alguna de las trece bases argentinas, durante un año participan de cursos y entrenamientos.
"Para el 2023 el Cocoantar entrena -desde diciembre de 2021- a 125 cursantes en tareas de mantenimiento, electrónica, y en el caso de los cerca de 50 que están acá tendrán la responsabilidad de garantizar la seguridad en las salidas de las bases", prosiguió Grunwald.
"En la Antártida muchas tareas científicas se realizan en campamentos que se montan en algunos casos a más de 100 kilómetros de la base más cercana o navegando con botes semirrígidos entre el hielo. Estos hombres y mujeres van a ser los responsables de acompañar a los científicos y facilitar sus tareas, y tienen que estar preparados para organizar una misión de rescate o sobrevivir a cualquier emergencia que pueda surgir", añadió.
Sobre una pendiente a unos 1.800 metros sobre el nivel del mar, cada patrulla simuló el rescate de un herido caído en una grieta, mientras los instructores y un psicólogo evaluaban sus comportamientos.
A un kilómetro de allí, otra patrulla utilizaba palas y serruchos para cortar 2.000 bloques de nieve compactada de 60 centímetros de largo por 20 de alto y 20 de ancho. La meta era construir, en 6 horas, un iglú capaz de refugiar a ocho personas. Junto ese refugio también debían construir una "cueva de nieve", utilizando palas para cavar una perforación de más de un metro de profundidad en el manto blanco para, después, ampliarla hasta que cupieran acostadas cuatro personas.
El instructor contó a Télam que "probablemente este sea el desafío del curso con mayor esfuerzo físico. No se trata de que adquieran las técnicas de supervivencia sino de ver cómo se organizan para cumplir el objetivo".