Stefano Marconi es un niño nacido en La Plata hace 6 años, y cuenta con el coeficiente intelectual (IQ) más alto conocido en la Argentina.
Su papá Adrián contó que desde que era bebé comenzó a hablar, y que cuando tenía un año ya se expresaba claramente para pedir a los adultos de la familia que le leyeran revistas de autos, porque "no le llamaban la atención los cuentos".
La historia de Stefano cobró relevancia en redes sociales y medios de comunicación masivos, no sólo por el increíble don intelectual que porta desde su nacimiento, sino por su inconmensurable pasión por todo lo que tenga que ver con los fierros y el mundo automotor.
El niño prodigio, además de haber devorado miles de libros, revistas y diarios sobre todo relacionados a su pasión, "sueña con ser piloto Fórmula 1, ingeniero y fabricante de autos". Por si fuera poco, maneja desde los 3 años.
Por imposible que parezca, este niño superdotado comenzó a hacer cálculos matemáticos complejos cuando aún no había cumplido 3 años. Obviamente conoce la historia de todas las marcas de autos del mundo, la de los innumerables motores y sabe de mecánica.
"Ama a Balcarce como su segundo hogar", cuenta sorprendido su papá, explicando que su hijo conoce a la perfección la historia de nuestra ciudad y la de su máximo representante, Juan Manuel Fangio.
Estas circunstancias no pasaron desapercibidas y Stefano participará de la próxima Fiesta Nacional del Automovilismo para que pueda cumplir otro de sus sueños, invitado especialmente por las autoridades de la Fundación del Museo.
"Ama a Balcarce como su segundo hogar", cuenta sorprendido su papá, explicando que su hijo conoce a la perfección la historia de nuestra ciudad y la de su máximo representante, Juan Manuel Fangio.
Estas circunstancias no pasaron desapercibidas y Stefano participará de la próxima Fiesta Nacional del Automovilismo para que pueda cumplir otro de sus sueños, invitado especialmente por las autoridades de la Fundación del Museo.
El niño ya ha tenido oportunidad de conocer distintos puntos del país identificados con la actividad automotor deportiva como lo hizo a comienzos de diciembre último, cuando conoció el Museo del Automóvil de Las Termas, en Santiago del Estero. Mientras duró la estadía en esa ciudad, Stefano quiso ir todos los días. "No lo podíamos sacar de ahí, estaba enloquecido", contó su papá.