
En las imágenes, captadas con una cámara corporal policial, se puede ver a dos niños de 9 y 11 años encerrados en jaulas para perros. Tras salir de su encierro, los niños contaron detalles de los abusos sufridos, que al parecer incluyeron golpizas con cinturones, cuerdas y hasta una sartén.
Uno de los niños liberados les dijo a los agentes que no les daban suficiente comida, por lo que se vio obligado a compartir las escasas porciones con sus hermanos o comer desechos de la basura. También afirmó que su padre, Travis Doss, de 31 años, llegó a golpearlo violentamente en la cara mientras estaba atrapado en la jaula.
Una llamada de socorro
El pasado 11 de junio, los agentes respondieron a una llamada realizada desde una tienda cercana al apartamento en cuestión. Era la esposa de Doss, Amanda Stamper, de 33 años, que temía por su vida y buscaba auxilio. La mujer reveló a la Policía las deplorables condiciones en las que vivían sus niños.Además, dijo a los agentes que uno de los chicos "parecía muerto" desde cinco días atrás, tras recibir una paliza de Doss. Al entrar a la vivienda, los agentes encontraron a un niño con ambos ojos amoratados e hinchados, con el cuerpo cubierto por numerosas marcas y moretones. El menor se encontraba en estado muy crítico.