Cuando el horror de una matanza conmocionó a Balcarce

Hace 30 años ocurrió el mayor acto criminal que Balcarce recuerda, en el que cuatro personas fueron asesinadas a mazazos y martillazos.


El 13 de febrero de 1994, un día marcado por el calor sofocante, la localidad de Balcarce se vio sacudida por una tragedia que dejó una profunda huella en la comunidad. A metros del cruce de las rutas 226 y 55, se erigía el icónico almacén de la familia Casado, un negocio administrado con esfuerzo y dedicación por los hermanos Ángel, de 62 años de edad; Emilia (74), Raquel (69) e Inés Casado (67).

A pesar de los desafíos que representaba la creciente competencia de los supermercados durante la década de los '90, los hermanos persistían en su compromiso de servir a sus vecinos con hospitalidad y calidad.

En aquel fatídico domingo, un hombre conocido como "El Sordo", de 47 años, se presentó en el establecimiento de los Casado, que recién habían culminado de almorzar, para saldar una deuda pendiente de 259 pesos. Don Ángel, el patriarca del negocio, le mostró la deuda registrada en el libro de cuentas, desencadenando una tensa confrontación cuando el Sordo se negó rotundamente a cumplir con su compromiso financiero. La discusión se tornó cada vez más acalorada hasta alcanzar un desenlace trágico: Don Ángel fue víctima de un violento ataque con una maza, que le arrebató la vida de forma instantánea y brutal.

De manera trágica, la violencia se propagó rápidamente cuando el deudor salió de esa oficina en búsqueda de los demás moradores, agrediendo a su paso con un martillo a las hermanas Emilia y Raquel, cobrándose la vida de esta última y dejando a Emilia gravemente herida. Inés, la cuarta hermana y que había logrado esconderse en el baño mientras ocurría la masacre, pudo escapar y buscar auxilio, encontrando ayuda en un vecino, el ex policía Ernesto Ledesma. Sin embargo, la intervención de este oficial retirado resultó en su propio sacrificio, siendo también víctima de la furia homicida del Sordo, quien lo ultimó a martillazos.

Ante la escalada de violencia, Inés Casado, la única hermana que quedaba con vida, tuvo la entereza de contactar a las autoridades antes de refugiarse. La rápida respuesta de la policía permitió la captura del Sordo, quien se entregó sin oponer resistencia. El ahora aprehendido aseguraba solo haber atacado en defensa propia al ex policía y que no había matado a los Casado, mientras Inés afirmaba y lo señalaba como culpable de la matanza al grito de "¡Fue él, fue él!".

Allí a los pocos minutos arribó personal del hospital municipal para intentar socorrer en vano a las víctimas, y por varias horas, la escena de los brutales asesinatos fue testigo de un sentimiento de dolor y confusión, mezclados con escepticismo, según relataron los protagonistas de la época.

El libro de deudas y las manchas de sangre, testigos silenciosos del horror.

Era 1994, tiempos en los que internet habría sido un término de otro planeta, sobre todo en lugares pequeños como Balcarce. Sin embargo, la noticia corrió como reguero de pólvora: todavía existía la vieja Radio Balcarce, que dio recién su primer flash con la noticia a las 6 de la tarde. El Liberal, el diario del pueblo, fue el más preciso y completo archivo (hoy inaccesible) de lo sucedido, cubriendo el hecho con la portada por varios días. También ya existía la televisión por cable, y el antiguo Cablevisión Balcarce Noticias brindó un pequeño flash ese domingo por la noche y el informe completo al día siguiente.

Pese a carecer en ese momento de los instrumentos técnicos de la actualidad que permiten comunicar prácticamente al instante desde y hacia cualquier destino, la noticia se esparció por los balcarceños y todos coincidían en un sentimiento de incredulidad, al no entender la brutalidad de lo que había pasado, por un lado, y por otro sin poder comprender cómo una familia como los Casado, considerados buena gente por prácticamente cualquiera que hablara de ellos, habían fallecido de esa forma tan violenta.

Inés, la única sobreviviente del aniquilamiento perpetrado contra su familia, en ese momento se encontraba enferma y débil, y tan solo un mes después del trágico hecho falleció producto de un cáncer terminal.

En el curso del proceso judicial, el agresor alegó actuar en legítima defensa, argumentando que Ledesma había perpetrado las agresiones contra las hermanas antes de su llegada. Sin embargo, el veredicto del juicio determinó que "El Sordo" fue el único responsable de los cuatro asesinatos. A pesar de su intento de justificar sus acciones, fue condenado a 25 años de prisión.

Croquis del lugar que formó parte del expediente judicial.

Años más tarde mediante la aplicación de la ley del 2×1, que permitía computar el tiempo en prisión preventiva, el condenado tuvo su oportunidad y se posibilitó su liberación en noviembre de 2003, cumpliendo apenas 9 años en la Unidad Penal de Batán, generando controversia en la comunidad local. Tras salir de la cárcel, el Sordo siguió jurando su inocencia.

Luego de la autorización de Encarnación Casado, la única hermana sobreviviente, la venta del almacén fue llevada a cabo, y la histórica edificación ubicada a trescientos metros de la rotonda del cruce, fue preservada por una empresa privada como un monumento a la memoria de la familia Casado y como testimonio de la tragedia que sacudió Balcarce.

A pesar del paso del tiempo, este luctuoso suceso perdura en el recuerdo colectivo de la comunidad como un trágico capítulo en su historia.