
Este domingo 12 de enero, la chacra Don Bustos, ubicada en Ramos Otero, fue el escenario de un significativo homenaje al gaucho Antonio Mamerto Gil Núñez, conocido popularmente como el Gauchito Gil. una tradición que la familia Verón celebró por 25 años consecutivos. Aunque el Gauchito Gil no está reconocido por la iglesia oficial, su devoción crece cada vez más entre miles de fieles que se agrupan anualmente para rendirle tributo.
Beatriz Tiseira de Verón, una de las organizadoras del evento, compartió el origen de esta tradición que comenzó en circunstancias muy personales. Hace años, su sobrina, quien padecía parálisis en las piernas sin solución médica, recibió una milagrosa recuperación tras una oración colectiva en un festejo del Gauchito en Escobar. A tan solo 20 días de haber rezado con fervor, la joven volvió a caminar, un suceso que dejó una huella imborrable en la familia.
"Fue una señal clara del Gauchito. Desde ese momento entendí que él podía interceder ante Dios en los momentos más difíciles", recordó Beatriz con emoción. Tras este hecho, enfrentaron una serie de adversidades, desde problemas económicos hasta situaciones de salud y condiciones climáticas adversas. Como muestra de agradecimiento por la paz y fortaleza obtenidas, la familia Verón construyó un pequeño santuario en su chacra y celebró el primer homenaje, al que asistieron apenas ocho personas. Hoy, el evento ha crecido considerablemente, congregando a cientos de fieles que comparten oraciones, música y comida.

Las actividades del homenaje incluyeron una peregrinación con estandartes, el Himno Nacional y la renovación de las promesas al Gauchito Gil. Además, se celebró una misa, destacando la importancia de unir lo espiritual con lo comunitario, y se ofreció un almuerzo gratuito a todos los asistentes, con vaquillona asada y pan.
La tarde continuó con la presentación de los artistas Los Boyeritos del Litoral, provenientes de Balcarce, y Leo Etchemendy, de la ciudad de Dolores. Ambos ofrecieron espectáculos en vivo que animaron a los presentes, quienes llegaron no solo desde Ramos Otero, sino también de localidades cercanas como Balcarce, Ayacucho y la zona. La festividad y la alegría de esta tradición popular siguen creciendo en el corazón de la comunidad.