
Luego de meses de declaraciones y desmentidas que solo generaron incertidumbre, finamente el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ha sido intervenido, y su administración ahora está centralizada en la figura de un presidente designado por el Poder Ejecutivo, Nicolás Bronzovich. Este cambio elimina el sistema de gobernanza colectiva que distribuía las decisiones entre representantes políticos, entidades rurales, universidades y la comunidad científica.
Bronzovich, acompañado por Guadalupe Covernton, Claudio Winograd (nuevo administrador general) y Pilu Giraudo —quien asumirá pronto como presidenta del Senasa—, comunicó las nuevas directivas a los directores de las estaciones experimentales y regionales. Estas medidas, aún pendientes de aprobación por el Ministerio de Economía y la cartera de Desregulación, buscan una "eficientización" del organismo.
Según indica el medio especializado "Bichos de Campo", entre los cambios anunciados se destaca la implementación de un retiro voluntario para empleados, que comenzará entre el 10 y el 15 de agosto, con el objetivo de reducir la plantilla de 6.000 a 4.500 trabajadores. Además, se exigirá presentismo obligatorio para todo el personal, se eliminarán 1.500 líneas de teléfono institucionales y se promoverá el uso de dispositivos personales.
En materia de infraestructura, se confirmó el cierre de 41 Agencias de Extensión Rural (AERs) y la EEA AMBA, reubicando al personal en áreas de mayor impacto territorial. También se avanzará con la venta de 600 vehículos en desuso y se implementará un sistema de "pools" para los vehículos operativos. Asimismo, se priorizará la reducción de gastos en alquileres, promoviendo la "territorialidad sin edificios".
La gestión financiera también será centralizada, eliminando las 81 unidades operativas de compra y requiriendo que las estaciones experimentales soliciten insumos mediante formularios. Las cooperadoras continuarán funcionando, pero con criterios unificados.
Respecto al rol técnico del INTA, Bronzovich señaló que, tras ordenar lo administrativo, se revisarán los programas y tecnologías mediante talleres con participación de directores de estaciones experimentales y referentes externos. Las unidades conjuntas con el CONICET se potenciarán, y se fomentará la vinculación tecnológica con el sector privado a través de Intea y la Fundación ArgenInta.
El presupuesto disponible es menor al solicitado, pero Bronzovich aseguró que se cubrirán los servicios esenciales. Mientras tanto, los traslados de personal y nuevas designaciones requerirán autorización del Ministerio de Desregulación.
Esta reestructuración marca un giro en la historia del INTA, con un enfoque en la reducción de costos y la centralización de decisiones, aunque aún quedan por definirse detalles clave, como la posible fusión o eliminación de algunos de los 5 Centros Regionales y 6 centros de investigación.