El equipo zarpó a bordo del RV Falkor, el barco del Schmidt Ocean Institute con el que especialistas del Conicet exploraron en agosto el Cañón Mar del Plata.

Sin una transmisión hipnotizante vía streaming pero con un resultado igualmente valioso se realizó durante octubre una misión científica por los cañones submarinos Bahía Blanca y Almirante Brown, ubicados en las provincias de Río Negro y Chubut, respectivamente.
La misión Ecos de 2 Cañones se extendió durante 20 días por los dos valles que atraviesan la plataforma continental argentina, para "observar la interacción entre los cañones y las corrientes", explicó la Dra. Silvia Inés Romero, la oceanógrafa física del Servicio de Hidrografía Naval (SHN) que estuvo al mando de la expedición.
"En particular, cómo la Corriente de Malvinas, que fluye a lo largo del talud, transporta nutrientes y energía hacia la plataforma continental", agregó la científica.
La misión Ecos de 2 Cañones hizo pie en Bahía Blanca, cerca de los 40° sur, y Rawson, en los 44°, en Chubut.
"Elegimos estos dos cañones porque sus cabeceras ‘muerden’ el borde exterior de la plataforma. Queríamos ver si por allí ingresan aguas frías y ricas en nutrientes de la Corriente de Malvinas", señaló la científica.
Romero, que también es docente de la Universidad de la Defensa Nacional en la Escuela de Ciencias del Mar (FadARA–UNDEF), lideró a su equipo a bordo del Falkor (too), el mismo buque del Schmidt Ocean Institute con el que los científicos del Conicet exploraron en agosto de este año el Cañón Mar del Plata.
La misión del Conicet con apoyo del Schmidt Ocean Institute -que facilitó su ROV SuBastian- permitió descubrir 40 nuevas especies marinas frente a las costas de Mar del Plata y una diversidad inesperada en corales de aguas frías a una profundidad de 3.900 metros.
Tras explorar la costa atlántica bonaerense, SuBastian conoció en octubre las profundidades del Mar Argentino frente a la Patagonia, y lo hizo con asistencia de un planeador autónomo SEAEXPLORER X2, ecosondas, boyas derivantes, perfiladores CTD y sensores doppler para medir corrientes, temperatura, salinidad y presión.
"El Falkor (too) tiene un ADCP de casco que mide corrientes. Nosotros llevamos un correntómetro similar desde el SHN, montado en un marco CTD. Así pudimos comparar mediciones y ver cómo las corrientes se comportan dentro de los cañones", detalló Romero.
Dentro de la misión también hubo presencia biólogos del Conicet y de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que se enfocaron en la población de fitoplancton y zooplancton, descrita por Romero como "organismos derivantes", que se mueven con las corrientes.
"Su distribución está directamente ligada a la circulación oceánica. Comprender esta relación nos permite entender cómo se sostiene la vida en el mar", explicó la docente.
"Hacemos oceanografía hace décadas, pero pocas veces podemos mostrarlo. Publicar en revistas especializadas es importante, pero también lo es devolverle a la sociedad lo que el Estado nos permite investigar", señaló la oceanógrafa, al tanto de que la información recopilada también contribuye a la presencia del Estado argentino y al aservo del Servicio de Hidrografía Naval, dependiente del Ministerio de Defensa.
"En la última inmersión del SuBastian vimos un cardumen de merluzas de cola enorme y un arrecife que nos dejó sin palabras. Hace veinte años soñaba con estudiar los cañones del talud. Hoy, verlos en vivo y comprobar cómo concentran vida y nutrientes fue increíble", agregó Romero, para quien "el país tiene capacidades científicas y técnicas para seguir explorando su mar".
"Lo importante es sostener el trabajo conjunto entre las instituciones, porque el conocimiento también es soberanía. Y además, cada paso que damos en investigación inspira a la próxima generación de científicos y oceanógrafos argentinos", señaló.
Fuente: Minuto Uno
