Este fin de semana se vivió en Balcarce otro fin de semana cargado de extrema violencia: durante la madrugada del domingo se vivieron batallas campales entre grupos de jóvenes, la mayoría de ellos menores de edad, en el sector de la Plaza de La Cruz y sus alrededores.
Hace pocos días escribíamos respecto de los peligros que viven los chicos que salen cada fin de semana, luego de la brutal agresión que sufrió un hombre de manos de un patovica. Pero este último sábado podríamos haber estado lamentando víctimas: no sólo fueron corridas, miedo, gritos y confusión, ya que también habría habido un arma blanca.
CÓMO COMENZÓ TODO
A raíz del mencionado hecho del patovica, el boliche bailable donde ese suceso ocurrió permaneció este fin de semana cerrado, a pesar de haber sido nuevamente habilitado para abrir sus puertas. En tanto hubo una fiesta en club sobre la calle 27, a metros de la plaza.. No queda bien clara la causa que desencadenó el clima de tanta violencia, aparentemente habría un grupo en el exterior de ese baile que querían ingresar y no se los permitía.. Lo que sí se sabe es que alrededor de las 4 de la madrugada comenzaron los forcejeos entre dos grupos de jóvenes, lo que a los pocos minutos se convirtió en golpizas y, dado el marco de involucrados en los incidentes, era una batalla campal sobre la plaza y la calle 28. Esto fue detectado por la cámara de seguridad instalada en el domo de la plaza, y en minutos arribó la policía intentando descongestionar la situación. Dentro de esa confusión en la que nadie entendía a quién le pegaban ni por qué, en lo que coinciden quienes presenciaron como testigos de los hechos es en el excesivo alcohol que evidentemente habrían consumido los jóvenes, muchos de ellos menores.
DESCONTROL Y DESORGANIZACIÓN
Como para entender el caos que se generó en la madrugada del último domingo, luego de que se logró dispersar y medianamente controlar la situación (con un saldo de una decena de heridos), un damnificado contó que un familiar suyo estaba siendo trasladado a Mar del Plata por la policía, suponiéndolo responsable de los hechos, ya que debió esconderse en una vivienda para evitar ser alcanzado por una patota, mientras sus familiares estaban realizando la denuncia de que ese joven había sido atacado por un grupo de desaforados en la vía pública, a lo que desde la seccional local ordenaron retornarlo a nuestra ciudad en forma inmediata. Un hecho que puede ser visto como efectividad a tiempo, pero al menos curioso en una ciudad donde un condenado por homicidio pasaba su condena jugando a la play station y con salidas a su antojo.
POLÍTICA SIN PARTIDISMO
Parece un cuento de nunca acabar, pero los hechos trascendentes que toman conocimiento público se presentan como trofeos si son logros, y como herencias pesadas si son perjudiciales. Da la sensación de estar jugándose un juego peligroso en un tema tan sensible como lo es la seguridad: la muerte no pregunta a quién se votó. Se sabe que desde hace días el tema seguridad viene generando cierta incomodidad entre las distintas opiniones dentro del oficialismo. Pero lo de este fin de semana parece haber abierto una grieta: se sabe que hubo pases de facturas y reproches en tonos elevados. Y es lógico ya que no se trata de un rédito político para nadie, en todo caso hablamos de un beneficio para la comunidad toda, sin importar de dónde venga.
Esta vez, más allá de lo grotesco de detener y culpar por error a una víctima, salió barato. Porque estuvimos cerca, muy cerca, de tener otro Fernando. Y cuando la tragedia ocurre no hay vuelta atrás, las negociaciones políticas resultan inútiles, y quienes ejercen el poder pierden absolutamente toda legitimidad porque la sociedad no perdona esos dolores, debe haber responsables. Desde el Ejecutivo podrían practicar el ejercicio de sentarse a planear un trabajo serio en materia de seguridad, dejando las chicanas y la soberbia para otros temas. Porque a quienes están dejando de lado, a merced de los violentos, es a toda la comunidad. Incluso a quienes los votaron.