En pleno siglo XXI, y a escasas diez cuadras de la plaza Libertad, el corazón de la ciudad, Balcarce muestra una de las postales más tristes que una sociedad pueda imaginar.
Nadie podría pensar que una localidad tradicionalmente agrícola ganadera como la nuestra tuviera algún tipo de déficit tan doloroso como lo son la pobreza extrema, la desigualdad social y la marginalidad.
Sobre el sector comprendido por las calles 1, 103, 28 y 32 habitan alrededor de ochenta familias, mayormente de escasos recursos económicos. Estos balcarceños, muchos de los cuales son niños, viven en un entorno de precariedad escalofriante. Una de las demandas de este sector de la sociedad, lo que es una carencia casi imperdonable en los tiempos actuales, es la falta del suministro de agua potable.
Estas ochenta familias, en un acto lisa y llanamente de supervivencia, ante el desinterés de las autoridades por sanear este inconveniente, oportunamente se las ingeniaron para poder trasladar por medio de una simple manguera común y corriente agua potable desde un par de cuadras. Entiéndase, una manguera para intentar abastecer a todo este barrio.
A través de una simple manguera los vecinos trasladan agua potable para proveer a las 80 familias del barrio. |
Otro gran problema que atraviesan estos vecinos es la falta de cloacas. Esta es una dificultad que lamentablemente se repite en varios sectores de la ciudad. Es sabido que este servicio ya no se trata de comodidad o higiene: es una cuestión sanitaria que afecta directamente y en forma negativa la salud de la comunidad en caso de no contar con él.
Sabiendo las privaciones que sufren estas familias cotidianamente, mencionar que las calles de tierra están destruidas y que son intransitables cuando llueve suena casi anecdótico.
Este barrio se encuentra a escasas diez cuadras de la plaza Libertad, el corazón de Balcarce. |
La pregunta inexorable que surge es en qué clase de sociedad pretendemos vivir. Más allá de que la pobreza se ha convertido a lo largo de los años en un problema estructural en Argentina, producida en gran parte por la desigualdad, a nivel local desde hace años que no se habla de planes de vivienda, por ejemplo. Esta gestión no se caracteriza por trabajar en pos de los más necesitados. Más bien todo lo contrario.
Cuando alguien pone este tipo de cuestionamientos sobre la mesa, comienzan a cruzarse los discursos vacíos y las chicanas políticas. Y mientras tanto, estas ochenta familias que solo están reclamando poder tener agua potable en sus viviendas continúan sufriendo en la marginalidad absoluta.