Se fue el 2022 pero la fuerte sequía por la falta de lluvia y las altas temperaturas, sumadas a las heladas tardías en algunas regiones, dejó instalada una crisis en el sector productivo y que complicará al bolsillo de los argentinos.
Las estimaciones de las entidades agropecuarias calculan que la pérdida podría llegar a los USD 10.000 millones, pero pronósticos pesimistas hablan de hasta USD 14.000 millones.
En el ministerio Economía visualizan el impacto negativo que significará esta pérdida, aunque también intentan relativizar la preocupación que genera el hecho: “Decían que la cosecha de trigo sería de menos de 9 millones de toneladas y terminó en 14,7 millones”, explicaron desde la cartera, según publicó Infobae.
Pérdidas millonarias que preocupan
Teniendo en cuenta estas cifras preocupantes, Sergio Massa en reunión con gobernadores estimó que el impacto en las exportaciones oscilará en un rango que va de USD 3.700 millones a USD 5.000 millones. Pero se trata de una proyección muy optimista en relación a otras que circulan entre inversores y productores.
El último reporte de la Bolsa de Cereales, divulgado a mediados de la semana, es dramático. Estiman que la caída de la producción podría ubicarse entre los USD 11.000 millones y los USD 15.700 millones, según si el escenario es moderadamente negativo o muy pesimista.
A su vez, la entidad advirtió sobre la baja disponibilidad de humedad en las áreas productivas y las elevadas temperaturas, que condicionan el área final sembrada y las proyecciones de cosecha.
Podría tratarse de la peor sequía desde 2009, superando incluso la sufrida durante la gestión de Mauricio Macri en 2018. La merma de divisas de aquel momento sumado al cierre de los mercados financieros para la Argentina precipitó entonces el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En diálogo con La Tecla, el economista Miguel Ponce aclaró que “la sequía también ha sido funcional a la baja de precios. El índice es muy sensible a los precios de la carne, que se han mantenido y en algunos lugares han bajado, porque a los productores les sale caro el proceso de engorde”; y agregó que “esto origina mantenimiento o baja de precios y, además, arrastra al pollo y al cerdo, que no pueden aumentar porque si no pierden participación”.