
Los jueces consideraron probada su participación en el hecho. Es el cuarto condenado por el femicidio de la joven.

El ex sargento de la policía bonaerense Ricardo Panadero, cuarto efectivo acusado por el crimen de la adolescente Natalia Melmann, ocurrido el 4 de febrero de 2001 en la localidad balnearia de Miramar, fue sentenciado hoy a la pena de prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal 4 de la ciudad de Mar del Plata, que ordenó su inmediata detención.
Panadero fue condenado como coautor de los delitos de «privación ilegal de la libertad agravado, abuso sexual agravado y homicidio doblemente agravado, por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser cometido para asegurarse la impunidad», en el marco del segundo juicio que debió enfrentar por el hecho, tras haber sido absuelto en el primero.
En la sentencia, leída en forma parcial por su extensión, los jueces Néstor Conti, Mariana Irianni y Juan Galarreta evaluaron el análisis de ADN sobre un vello púbico que había en el cuerpo de la víctima y, por otro lado, se verificó que el día del femicidio Panadero no estaba en su casa con su familia, algo que el ex sargento había asegurado en varias ocasiones.
El segundo juicio a Panadero se inició el último 2 de mayo y, luego de tres jornadas en las que declararon más de diez testigos, el viernes 5 se desarrollaron los alegatos de cierre y el tribunal fijó para hoy la lectura de la sentencia, mientras que familiares y allegados de la menor asesinada anunciaron que se concentrarán en las inmediaciones del edificio desde las 9 para exigir «justicia por Natalia». A pesar de que Panadero había sido juzgado por primera vez en 2018 y absuelto por unanimidad, la fiscalía y la familia de Natalia apelaron el fallo y en noviembre de 2019 la Sala III del Tribunal de Casación penal bonaerense anuló el mismo y ordenó la celebración de un nuevo juicio.
El crimen de Melmann ocurrió el 4 de febrero de 2001 y según se estableció en el juicio de 2002, la víctima fue obligada a subir a una camioneta policial y llevada a una casa en el extremo sur de Miramar, donde «fue accedida carnalmente» y luego, «con el inequívoco propósito de procurar la impunidad de la agresión sexual», fue estrangulada con un cordón de sus zapatillas y su cuerpo abandonado en el vivero Florentino Ameghino, donde fue hallado semienterrado cuatro días después.