Este insidioso plan delictivo que afectó a varias personas de la tercera edad conmovió a la comunidad y dio lugar a una investigación que dejó al descubierto una serie de actos deplorables.
La pesadilla comenzó el año pasado cuando la hija de una de las víctimas decidió dar el paso de presentar una denuncia formal ante la fiscalía. La denuncia cayó en manos de la fiscalía general, que decidió asignar el caso al Gabinete de Investigación Digital.
Las pesquisas no tardaron en revelar un patrón siniestro: la cuidadora, valiéndose de su posición de confianza y la vulnerabilidad de las personas a su cuidado, tenía acceso a las tarjetas bancarias de los ancianos a quienes cuidaba, realizando trasferencias de dinero, no solo a su propia cuenta, sino también a la de su cómplice, su pareja, quien ahora también enfrenta cargos en el caso por ser partícipe necesario en esta retorcida trama.
Los registros judiciales documentan al menos 34 instancias en las que se llevó a cabo esta estafa, acumulando un monto de 1.2 millones de pesos. Los detalles son aún más escabrosos, ya que la cuidadora explotó su posición de confianza para perpetrar un fraude especial mediante el uso no autorizado de tarjetas de crédito y débito pertenecientes a personas ancianas indefensas.
Con la evidencia acumulada y la aprobación del juez, se procedió a un allanamiento en la vivienda de la mujer. Durante la operación, se incautó su teléfono celular, que fue sometido a análisis forenses. Este hallazgo proporcionó información adicional que ayudó al fiscal Horacio Sirimarco a formalizar la imputación de la cuidadora por los 34 actos de defraudación.
Ambos imputados cuentan con representación legal proporcionada por la defensa oficial, y en la última audiencia con la fiscalía, se abstuvieron de prestar declaración, manteniendo el silencio.
Fuente: Diario4V