Acabo de finalizar mi período como concejal, cargo que me llenó de orgullo. Me permito compartir algunas reflexiones absolutamente personales con ustedes, a modo de balance para quienes nos votaron en su momento.
YO NO LO VOTÉ
Yo no lo voté. Nunca estuve cerca del pensamiento de Javier Milei y por ello mi voto fue a Sergio Massa. Clara mi posición.
Yo como mucha otra gente, perdimos. Pero un 56 % de la ciudadanía votó a Milei en unas elecciones limpias y sin observaciones. Catorce millones quinientos mil argentinos lo eligieron.
Esto es la democracia.
Distintos análisis se pueden hacer de este resultado. Desde que la gente quería un cambio radical, del cansancio con los políticos, a los errores del gobierno de Unión por la Patria: cuarenta y cinco por ciento de pobreza, ciento cincuenta por ciento de inflación, la fiesta de Olivos, el vacunatorio VIP, etc.
Lo que toca ahora a mi entender, es defender la institucionalidad. No se debería salir a la calle para romper e instalar “cuanto peor mejor”. ¡No, no!, deben ser nuestros legisladores en el Congreso los que se deben oponer a cualquier medida que vaya en contra de los más vulnerables. A ellos les debemos exigir compromiso. Y mi deseo, aunque moleste a alguno, es que el nuevo gobierno aunque no sea el nuestro, dé respuestas a toda la sociedad, a mucha gente que ya no puede esperar.
Mientras tanto, ¿qué hacemos nosotros? ¿Cuál es el rol de la oposición?
Creo firmemente que tenemos que realizar una profunda reflexión en el interior del espacio. En mis cuatro años como concejal conviví con una realidad que inexorablemente debía producir los resultados que produjo: la derrota y la pérdida de votos peronistas de manera penosa.
Egos desmesurados, ataduras con el folclore peronista de hace setenta u ochenta años, fanatismo de creer que la verdad está únicamente de un solo lado, falta de pensamiento crítico.
Cuando nos aferramos a defender lo que la marcha peronista dice: “Combatiendo al capital”, no estamos entendiendo el mundo actual. Al capital hay que invitarlo a que venga pero controlarlo para que las ganancias no vayan a las Islas Seychelles u otro refugio de capitales, sino que realmente se distribuya en el país, produciendo una clase trabajadora con mejor nivel de vida y de educación.
Salir de la endogamia en que hemos quedado encerrados, con un pensamiento único y vertical. De esta manera salen sólo individuos o proyectos inferiores. Fortalecer el pensamiento crítico que es la capacidad de analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, la capacidad que tenemos para analizar la información que recibimos, es para mí primordial.
Roa Bastos, el gran escritor paraguayo hacía decir a su personaje de “Yo, el supremo”, que “No es creyendo sino dudando como se llega a la verdad que siempre muda de forma y condición”.
Con total honestidad en mis cuatro años en el Honorable Concejo Deliberante, estos aspectos no los percibí en nuestro espacio. No hubo debate interno, sólo lineamientos verticales que había que aceptar como los únicos válidos.
Creo que podemos restaurar el movimiento con una mirada moderna sin abandonar los verdaderos valores peronistas.
No podemos seguir enfrentados con los otros por que sí. Siempre habrá motivos para la discriminación, pero por ese camino vamos a la destrucción de la sociedad. Es un fanatismo creer que la verdad está únicamente de un lado.
Sólo tendremos futuro como espacio si sabemos entender las nuevas demandas de la sociedad, con una mirada moderna. Y solamente podremos recuperar el poder si tenemos una propuesta superadora al oficialismo (en este caso me refiero a Balcarce). No sirve ya criticar por criticar, pegar por pegar. ¡No!, tenemos que acercar ideas que nuevamente nos unan a los vecinos y mejorarles sus vidas, interpretar los verdaderos problemas de la gente.
Este es mi análisis absolutamente honesto y transparente sabiendo que existen otras miradas. Pero sólo con diálogo, el intercambio entre todos, podremos concluir en el comienzo de una nueva y esperanzadora etapa.
Yo como mucha otra gente, perdimos. Pero un 56 % de la ciudadanía votó a Milei en unas elecciones limpias y sin observaciones. Catorce millones quinientos mil argentinos lo eligieron.
Esto es la democracia.
Distintos análisis se pueden hacer de este resultado. Desde que la gente quería un cambio radical, del cansancio con los políticos, a los errores del gobierno de Unión por la Patria: cuarenta y cinco por ciento de pobreza, ciento cincuenta por ciento de inflación, la fiesta de Olivos, el vacunatorio VIP, etc.
Lo que toca ahora a mi entender, es defender la institucionalidad. No se debería salir a la calle para romper e instalar “cuanto peor mejor”. ¡No, no!, deben ser nuestros legisladores en el Congreso los que se deben oponer a cualquier medida que vaya en contra de los más vulnerables. A ellos les debemos exigir compromiso. Y mi deseo, aunque moleste a alguno, es que el nuevo gobierno aunque no sea el nuestro, dé respuestas a toda la sociedad, a mucha gente que ya no puede esperar.
Mientras tanto, ¿qué hacemos nosotros? ¿Cuál es el rol de la oposición?
Creo firmemente que tenemos que realizar una profunda reflexión en el interior del espacio. En mis cuatro años como concejal conviví con una realidad que inexorablemente debía producir los resultados que produjo: la derrota y la pérdida de votos peronistas de manera penosa.
Egos desmesurados, ataduras con el folclore peronista de hace setenta u ochenta años, fanatismo de creer que la verdad está únicamente de un solo lado, falta de pensamiento crítico.
Cuando nos aferramos a defender lo que la marcha peronista dice: “Combatiendo al capital”, no estamos entendiendo el mundo actual. Al capital hay que invitarlo a que venga pero controlarlo para que las ganancias no vayan a las Islas Seychelles u otro refugio de capitales, sino que realmente se distribuya en el país, produciendo una clase trabajadora con mejor nivel de vida y de educación.
Salir de la endogamia en que hemos quedado encerrados, con un pensamiento único y vertical. De esta manera salen sólo individuos o proyectos inferiores. Fortalecer el pensamiento crítico que es la capacidad de analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, la capacidad que tenemos para analizar la información que recibimos, es para mí primordial.
Roa Bastos, el gran escritor paraguayo hacía decir a su personaje de “Yo, el supremo”, que “No es creyendo sino dudando como se llega a la verdad que siempre muda de forma y condición”.
Con total honestidad en mis cuatro años en el Honorable Concejo Deliberante, estos aspectos no los percibí en nuestro espacio. No hubo debate interno, sólo lineamientos verticales que había que aceptar como los únicos válidos.
Creo que podemos restaurar el movimiento con una mirada moderna sin abandonar los verdaderos valores peronistas.
No podemos seguir enfrentados con los otros por que sí. Siempre habrá motivos para la discriminación, pero por ese camino vamos a la destrucción de la sociedad. Es un fanatismo creer que la verdad está únicamente de un lado.
Sólo tendremos futuro como espacio si sabemos entender las nuevas demandas de la sociedad, con una mirada moderna. Y solamente podremos recuperar el poder si tenemos una propuesta superadora al oficialismo (en este caso me refiero a Balcarce). No sirve ya criticar por criticar, pegar por pegar. ¡No!, tenemos que acercar ideas que nuevamente nos unan a los vecinos y mejorarles sus vidas, interpretar los verdaderos problemas de la gente.
Este es mi análisis absolutamente honesto y transparente sabiendo que existen otras miradas. Pero sólo con diálogo, el intercambio entre todos, podremos concluir en el comienzo de una nueva y esperanzadora etapa.
*Ingeniero agrónomo, ex empresario y oportunamente responsable de una firma multinacional, fue concejal en Balcarce por el Frente de Todos entre 2019 y 2023.
