(NA) - En el inicio de su gestión, Sandra Pettovello decidió abordar de manera directa uno de los principales temas de preocupación social: la legitimidad que han adquirido los movimientos piqueteros para interrumpir la normalidad ciudadana con sus protestas. Muchos de estos movimientos tienen vínculos con organizaciones políticas de izquierda, mientras que otros mantienen relaciones con influyentes diócesis católicas.
Pettovello ratificó su postura de retirar los planes sociales a aquellos que bloqueen calles o rutas nacionales, a la vez que afirmó que no negociaría con los líderes de estos movimientos sociales, en contraste con la política previa de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, durante el gobierno de Mauricio Macri entre 2015 y 2019.
Siguiendo el consejo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien señaló que "cuando gobiernas con miedo te paralizas", Pettovello adoptó una posición firme contra los movimientos sociales, en contraposición a la postura más cautelosa durante la gestión de Macri.
Analistas políticos coincidieron en que el gobierno de Javier Milei se dirigía hacia la entrega directa de ayuda a los beneficiarios de planes sociales, sin la intermediación de actores políticos o religiosos. Esta postura se endureció aún más antes del encuentro en el Vaticano entre el presidente libertario, Javier Milei, y el Papa Francisco.
La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, enfrentó directamente a los dirigentes de la UTEP, liderada por Juan Grabois, que protestaban por la falta de asistencia alimentaria en comedores comunitarios, desafiándolos a que aquellos que necesitaran ayuda se presentaran individualmente para ser registrados.
Sin embargo, este desafío le trajo repercusiones negativas cuando se evidenció la persistencia de la necesidad alimentaria en la población, lo que fue señalado por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) en un comunicado que recordaba las dificultades que enfrentan muchas familias para alimentarse adecuadamente en el país.
Mientras tanto, las organizaciones sociales continúan fortaleciendo sus lazos con diversas instituciones que cuentan con el respaldo del Papa Francisco. Recientemente, figuras religiosas como la Virgen María y Mamá Antula, fabricadas por cooperativas asociadas a diferentes movimientos sociales, llegaron a la representación argentina en el Vaticano, siendo recibidas por la politóloga María Fernanda Silva, quien tiene la confianza del Papa.
Estas cooperativas, que responden a los Misioneros de Francisco, la UTEP y el Movimiento Evita, reflejan la red de ayuda social que interesa directamente al Papa argentino y que será tema de discusión durante su encuentro con Javier Milei, junto al secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin.
En este contexto, Sandra Pettovello recientemente firmó un acuerdo con líderes evangélicos de la Fundación Promesa eterna de José C. Paz, destinado a la compra de alimentos para abastecer comedores comunitarios. Si bien la ministra considera esta medida como una ayuda directa sin intermediarios, no se puede ignorar la influencia de los líderes religiosos en la distribución de esta ayuda.
Aunque Argentina es un país laico, la colaboración del gobierno de Javier Milei con organizaciones evangélicas locales puede interpretarse en un contexto más político que religioso, posiblemente relacionado con consideraciones electorales. La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Argentina (Aciera) ha trabajado estrechamente con los libertarios durante la campaña electoral, y muchos de sus miembros fueron electos en cargos legislativos.
La colaboración entre el gobierno y Aciera se evidenció en la ceremonia de asunción presidencial, donde el titular de Aciera, Christian Hooft, ofreció una oración en representación de las iglesias evangélicas. Además, varios miembros de Aciera que resultaron electos recibieron apoyo para sus proyectos sociales, demostrando la influencia creciente de las organizaciones religiosas en la política argentina.
