

Con una mezcla de bronca y tristeza, Lorenzo Lescano, padre de la atleta Shalom Lescano, compartió una noticia que conmueve al deporte local y nacional: su hija, una de las promesas más destacadas del atletismo argentino, quedó fuera del Mundial Universitario por un error inadmisible de la delegación argentina.
Un error que costó un sueño
Shalom, quien se había preparado con sacrificio y dedicación para representar a Balcarce y a Argentina en Alemania, viajó el miércoles con la ilusión de competir el domingo. Sin embargo, lo que nadie advirtió fue que su prueba —las series de atletismo— estaba programada para el viernes a las 10:30 hora local. Cuando los responsables de la delegación llegaron a buscarla, ya era tarde: las series habían terminado, y con ellas, la posibilidad de que Shalom brillara en el escenario mundial."Fueron a buscarla al hospedaje, pero al llegar al estadio, ya había finalizado todo", relató Lorenzo, con impotencia. Las disculpas posteriores poco consuelo brindan ante la magnitud del error: una carrera de años, truncada por la negligencia de quienes debían garantizar que cada detalle estuviera bajo control.
El dolor de la familia y la comunidad
Lo más desgarrador, según las palabras de Lorenzo, fue ver a Shalom partir con alegría, cargando en sus maletas no solo su indumentaria deportiva, sino también los sueños de su familia, su agrupación y su ciudad. "No se lo merecía. Ella deja todo por este deporte", escribió, en un mensaje que refleja el orgullo por su hija y la indignación por lo ocurrido.Ahora, el reclamo es claro: que la Federación del Deporte Universitario Argentino (FeDUA) asuma su responsabilidad en un informe oficial y que este tipo de situaciones nunca más se repita con ningún deportista.
Mirando hacia adelante
A pesar del golpe, Shalom ya tiene la mirada puesta en un nuevo objetivo: los Juegos Panamericanos Juniors Asunción 2025. Su historia no termina aquí, pero el episodio deja una herida abierta y una lección dolorosa sobre las consecuencias de la desorganización en el alto rendimiento.Mientras tanto, Balcarce y la comunidad atlética la acompañan con un mensaje claro: Shalom no está sola. Su esfuerzo y su pasión por el deporte son más fuertes que cualquier obstáculo, y aunque hoy el sabor es amargo, el camino sigue adelante. "Ojalá nadie más tenga que vivir una injusticia así con ningún deportista", concluyó manifestando Lorenzo Lescano.