La interacción entre los procesos volcánicos, el estrés tectónico y la composición de la corteza deben tenerse en cuenta al pronosticar erupciones para poder emitir alertas que eviten la pérdida de vidas y daños a las infraestructuras, señalaron investigadores en una nota publicada en la Revista Nature de acuerdo a estudios sobre la erupción del volcán islandés Fagradalsfjall en 2021, luego de unos 800 años de haber permanecido inactivo.
Según las investigaciones, los días previos a la erupción del volcán islandés se redujo la actividad sísmica y deformación del terreno circundante.
Además, la composición y procedencia de la lava también cambió a lo largo del tiempo.
Los investigadores indicaron que los hallazgos pueden ayudar a las organizaciones de monitoreo de volcanes a detectar señales anticipatorias al inicio de una erupción.
El volcán se encuentra en la península de Reykjanes, a unos 40 kilómetros de Reykjavík, capital de Islandia.
En los últimos 3000 años su actividad volcánica se caracterizó por períodos eruptivos de una duración de 200 a 300 años, generalmente separados por épocas de entre 800 y 1000 años de latencia.
La erupción de 2021 comenzó la noche del 19 de marzo, después de alrededor de 800 años de inactividad, informó este jueves la agencia de noticias sinc.es.
Las tasas de desplazamiento del suelo y la cantidad de terremotos suelen aumentar antes de las erupciones volcánicas, a medida que el magma se abre camino hacia la superficie.
Aunque la erupción de 2021 estuvo precedida por un aumento de la actividad sísmica y la deformación de la superficie -entre el 24 de febrero y mediados de marzo-, en los días previos al comienzo de la actividad eruptiva se observó una disminución inusual de la deformación del suelo y de la sismicidad.
La erupción de 2021 estuvo precedida por varias semanas de actividad sísmica elevada y deformación de la superficie, que disminuyó inusualmente en los días previos a la erupción.
Según las investigaciones, los días previos a la erupción del volcán islandés se redujo la actividad sísmica y deformación del terreno circundante.
Además, la composición y procedencia de la lava también cambió a lo largo del tiempo.
Los investigadores indicaron que los hallazgos pueden ayudar a las organizaciones de monitoreo de volcanes a detectar señales anticipatorias al inicio de una erupción.
El volcán se encuentra en la península de Reykjanes, a unos 40 kilómetros de Reykjavík, capital de Islandia.
En los últimos 3000 años su actividad volcánica se caracterizó por períodos eruptivos de una duración de 200 a 300 años, generalmente separados por épocas de entre 800 y 1000 años de latencia.
La erupción del volcán Fagradalsfjall y la investigación
La erupción de 2021 comenzó la noche del 19 de marzo, después de alrededor de 800 años de inactividad, informó este jueves la agencia de noticias sinc.es.
Las tasas de desplazamiento del suelo y la cantidad de terremotos suelen aumentar antes de las erupciones volcánicas, a medida que el magma se abre camino hacia la superficie.
Aunque la erupción de 2021 estuvo precedida por un aumento de la actividad sísmica y la deformación de la superficie -entre el 24 de febrero y mediados de marzo-, en los días previos al comienzo de la actividad eruptiva se observó una disminución inusual de la deformación del suelo y de la sismicidad.
La erupción de 2021 estuvo precedida por varias semanas de actividad sísmica elevada y deformación de la superficie, que disminuyó inusualmente en los días previos a la erupción.