

Durante la sexta sesión ordinaria del Honorable Concejo Deliberante (HCD) de Balcarce, el concejal Ángel Enrique Guillén (La Libertad Avanza) protagonizó un momento bochornoso al responder con vehemencia y ataques al gobernador Axel Kicillof, cuando el reclamo central era simplemente el reemplazo de focos quemados en la Ruta 226. Su intervención, cargada de críticas políticas, contrastó con el tono técnico y conciliador del resto de los ediles, dejando en evidencia su descontextualización del tema en discusión.
El debate comenzó con un pedido formal del bloque opositor —integrado por el Frente de Todos (FdT) y Unión por la Patria (UxP)— para que el Departamento Ejecutivo responda comunicaciones pendientes, algunas desde 2024, aprobadas por unanimidad pero aún sin resolver. Entre ellas, destacaron la falta de información sobre el traspaso de servicios de agua a la comuna (expediente 2824) y la situación de la barredora municipal (8524).
La concejala Florencia Martínez (Juntos-PRO) y el propio Pérez aclararon que el reclamo no era una obra magna, sino "cambiar los focos que ya están instalados en rotondas y cruces peligrosos". Martínez recordó que "no se está pidiendo iluminar toda la ruta, sino reemplazar lámparas quemadas", un punto que Guillén ignoró para insistir con su diatriba contra el gobierno bonaerense.
La bancada oficialista y opositora rechazó el tono de Guillén. Leandro Spinelli (Juntos-UCR) subrayó la necesidad de "facilitar el flujo de información entre poderes", mientras Graciela Pilone (FdT) cuestionó la "cobardía" de criticar al gobierno provincial sin considerar el recorte de fondos nacionales.
La sesión dejó al descubierto la estrategia de LLA: polarizar incluso en temas menores. Guillén, en lugar de sumar a la solución, optó por el ridículo al no poder refutar un pedido tan básico como cambiar bombillas. Mientras tanto, el HCD sigue esperando respuestas a expedientes clave, demostrando que la vehemencia, sin sustento, solo genera aislamiento.
El debate comenzó con un pedido formal del bloque opositor —integrado por el Frente de Todos (FdT) y Unión por la Patria (UxP)— para que el Departamento Ejecutivo responda comunicaciones pendientes, algunas desde 2024, aprobadas por unanimidad pero aún sin resolver. Entre ellas, destacaron la falta de información sobre el traspaso de servicios de agua a la comuna (expediente 2824) y la situación de la barredora municipal (8524).
El desvío de Guillén
Mientras los concejales Martín Pérez (FdT) y Viviana Erreguerena (UxP) detallaban los reclamos, Guillén desvió el foco hacia una crítica furibunda contra Kicillof, responsabilizándolo del estado de las rutas provinciales: "Deberíamos tener una ruta ejemplar si tuviéramos un gobernador como la gente […] están más ocupados en cuestiones políticas que en resolver problemas", lanzó, sin mencionar que la Ruta 226 —el tema en cuestión— es nacional y su mantenimiento depende de Vialidad Nacional, no de la provincia.La concejala Florencia Martínez (Juntos-PRO) y el propio Pérez aclararon que el reclamo no era una obra magna, sino "cambiar los focos que ya están instalados en rotondas y cruces peligrosos". Martínez recordó que "no se está pidiendo iluminar toda la ruta, sino reemplazar lámparas quemadas", un punto que Guillén ignoró para insistir con su diatriba contra el gobierno bonaerense.
La bancada oficialista y opositora rechazó el tono de Guillén. Leandro Spinelli (Juntos-UCR) subrayó la necesidad de "facilitar el flujo de información entre poderes", mientras Graciela Pilone (FdT) cuestionó la "cobardía" de criticar al gobierno provincial sin considerar el recorte de fondos nacionales.

La ironía final
El momento más clarificador llegó cuando Pérez enfatizó: "No hay que colocar luminaria nueva, sino cambiar focos. Como cuando se quema uno en tu casa". La comparación doméstica dejó en evidencia la desproporción de Guillén, quien convirtió un reclamo administrativo en un ataque político infundado.La sesión dejó al descubierto la estrategia de LLA: polarizar incluso en temas menores. Guillén, en lugar de sumar a la solución, optó por el ridículo al no poder refutar un pedido tan básico como cambiar bombillas. Mientras tanto, el HCD sigue esperando respuestas a expedientes clave, demostrando que la vehemencia, sin sustento, solo genera aislamiento.