
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) se encuentra en el centro de un intenso debate político y social, reflejado en dos proyectos de resolución presentados ante el Honorable Concejo Deliberante (HCD) de Balcarce. Los bloques de Juntos (UCR-PRO) y del peronismo (Frente de Todos-Unión por la Patria) expusieron posturas similares entre sí pero antagónicas hacia la propuesta de reestructuración impulsada por el gobierno nacional, que será discutida este jueves en la séptima sesión ordinaria.
Preocupación por la autonomía y el ajuste
El proyecto presentado por el Frente de Todos alerta sobre el "desmantelamiento" del INTA, destacando su rol histórico en la investigación agropecuaria, la soberanía alimentaria y el desarrollo territorial. Señala que los recortes presupuestarios y los cambios en la composición del Consejo Directivo —eliminando la participación de universidades y entidades agropecuarias— pondrían en riesgo su autonomía y su capacidad de planificación a largo plazo. “Perder la autonomía del INTA es un problema que trasciende a un gobierno; es una institución estratégica para el país”, sostuvo el concejal Martín Pérez (FdT), quien también criticó el posible cierre de agencias de extensión, clave para pequeños productores.En la misma línea, el proyecto de Juntos —aunque con un tono más moderado— expresó “máxima preocupación” por los cambios en la gobernanza del organismo y solicitó al Poder Ejecutivo un informe detallado sobre las reformas. Ambos textos coinciden en exigir garantías para los trabajadores y la continuidad de los programas científicos. “La vía adecuada no es desguazar el organismo, ni vaciar su presupuesto, ni imponer ajustes irracionales e inconsultos que desconocen la complejidad de sus funciones y la diversidad de realidades del interior argentino”, reza el documento.
La postura de LLA: "Reordenar para eficientizar"
Frente a estas críticas, el concejal de La Libertad Avanza, Ángel Enrique Guillén, en declaraciones públicas defendió la reestructuración como una medida necesaria para “ordenar la anarquía” en el INTA. Según su visión, el organismo adolece de falta de transparencia, desequilibrios en la distribución de recursos —como la disparidad entre áreas en la experimental de Balcarce— y una planta laboral sobredimensionada. Aseguró que no habrá despidos masivos, sino reubicaciones y retiros voluntarios, y que el cierre de algunas oficinas no afectará su operatividad. “El gremio resiste porque se tocan privilegios, por eso se movilizan”, afirmó en referencia a APINTA.El conflicto trasciende lo administrativo: mientras la oposición ve una "ideologización" del organismo y un riesgo para su misión técnica, el oficialismo insiste en que la reforma busca optimizar recursos. Los trabajadores, movilizados a través de APINTA, denuncian que los cambios responden a un ajuste que debilitará su capacidad operativa.
Con el INTA como símbolo de las tensiones entre eficiencia y preservación institucional, el debate en el HCD de Balcarce reflejará este jueves las dos Argentinas enfrentadas en torno a un organismo que, de manera indiscutible, es un pilar del desarrollo agropecuario nacional.