
Después de casi cinco décadas de búsqueda incansable, Adriana Elisa Metz, referente de la filial marplatense de Abuelas de Plaza de Mayo, logró abrazar al hermano por el que luchó toda su vida.
Después de casi cinco décadas de búsqueda incansable, Adriana Elisa Metz, referente de la filial marplatense de Abuelas de Plaza de Mayo, logró abrazar al hermano por el que luchó toda su vida. El pasado fin de semana, tras confirmarse los análisis genéticos, las dos familias fueron notificadas: el nieto 140 había sido encontrado.
Este lunes, en una emotiva conferencia de prensa realizada en la sede central de Abuelas, en la ciudad de Buenos Aires, se anunció formalmente la restitución de la identidad del hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Eugenio Metz, desaparecidos en diciembre de 1976 durante la última dictadura cívico-militar.
El hombre, que hoy tiene 48 años, nació el 17 de abril de 1977 en el centro clandestino de detención “La Escuelita” de Bahía Blanca, según relataron sobrevivientes. Su madre había sido secuestrada embarazada de cinco meses, junto a su compañero, en la ciudad de Cutral-Có, provincia de Neuquén. Ambos permanecen desaparecidos, al igual que su hijo hasta este reciente hallazgo.
Durante la conferencia, la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto, aseguró con emoción: “Esto es un bálsamo para seguir, a pesar de las circunstancias. Alguien los saluda desde arriba: nuestras madres y abuelas que no están. Y están los nietos al lado dando fuerzas para seguir”.
También expresó: “Hoy el Estado restituye el derecho a la identidad de una persona. Las Abuelas hacemos justicia por los abuelos que ya no están y por todas las familias que buscaron sin descanso. Una vez más, la verdad arrasadora vuelve a imponerse al olvido y florece la identidad. Todavía falta encontrar a 300 nietos y nietas apropiados. Sigamos siendo esa parte que iluminó al mundo en el camino de la memoria”.
Desde la organización se destacó el papel de Adriana, quien desde Mar del Plata sostuvo una lucha constante durante décadas. “Siempre sensible, con su habilidad de tejedora fue construyendo una red que la cobija y hoy abraza a su hermano en este encuentro tan esperado”, expresaron desde Abuelas.
Conmovida, Adriana dijo: “Estoy de este lado, me toca a mí. No sé cómo se hace, nunca imaginé esta parte. Si bien siempre busqué a mi hermano y trabajé para eso, nunca esperé que fuera así. Gracias a las Abuelas por enseñarnos el valor de la búsqueda colectiva y por mostrarnos que tenemos que seguir adelante por los 300 nietos que aún nos faltan a todos. Estoy nerviosa”.
Los padres del nieto 140 fueron militantes del PRT-ERP. Graciela Romero integraba la organización junto a Raúl Metz, quien previamente había sido miembro de la Federación Juvenil Comunista.
La historia familiar del nieto recuperado 140
La mamá del nieto 140, Graciela Romero, nació el 21 de agosto de 1952 en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires. Su familia la llamaba «Peti» y tenía tres hermanos. Su hermana menor, María Elena, también fue asesinada por la dictadura en 1977. Graciela era estudiosa, emprendedora y aguerrida. Tenía buen humor, cocinaba bien y también cosía. Estudió economía, hasta que se casó y se abocó a la militancia.
El papá, Raúl Metz, nació en Bahía Blanca el 24 de agosto de 1953. Sus amigos lo apodaban «El Melli», porque tenía un hermano gemelo. Los Metz eran diez hermanos. Se criaron en un hogar politizado, ya que el abuelo Metz era militante del Partido Comunista y trabajador ferroviario. Raúl tenía sentido del humor, aunque era un poco calentón. Comenzó su militancia en la Federación Juvenil Comunista, junto a su gemelo Néstor. Eran compinches, militaban, iban juntos al colegio, compartían salidas y amigos. Desde los 13 años trabajaban como cadetes en una tintorería. Luego ingresaron al Ferrocarril, como su padre.
“Los Mellis”, como los conocía todo el barrio, sufrieron su primera detención bajo la dictadura de Onganía. Con 19 años, fueron llevados a la cárcel de Bahía Blanca y luego como “presos de máxima seguridad” a Devoto. Mientras estaban detenidos en Bahía se realizó una campaña pidiendo su liberación. Entre las organizadoras estaba Graciela. Cuando Raúl y Néstor salieron de la cárcel se alejaron del PC, pero siguieron militando en comedores barriales. Allí Raúl conoció a Graciela y se enamoró. Juntos ingresaron al PRT-ERP. Al tiempo se casaron y llegó Adriana, su primera hija. Vivieron en Bahía Blanca, hasta que la persecución los acorraló y decidieron mudarse a Cutral-Có, provincia de Neuquén.
Graciela y Raúl fueron secuestrados el 16 de diciembre de 1976 en Cutral-Có, ella embarazada de cinco meses. Por testimonios de sobrevivientes pudo saberse que permanecieron detenidos en el centro clandestino «La Escuelita» de Neuquén, donde fueron torturados física y psicológicamente. Luego fueron llevados al centro clandestino “La Escuelita” de Bahía Blanca, donde también sufrieron brutales tormentos.
Raúl Metz fue sacado de ese centro clandestino a fines de enero y desde entonces se encuentra desaparecido. Graciela, con 24 años, durante su cautiverio dio a luz un varón en abril de 1977. Ese bebé, hoy adulto, hasta el viernes último desconocía su verdadera identidad y que una familia entera lo estaba buscando. Graciela continúa desaparecida.
Adriana tenía un año cuando las fuerzas represivas se llevaron a sus padres, unos vecinos -Edelvina Guiñez y Miguel Panijan- la cuidaron hasta que sus abuelos paternos Oscar y Elisa fueron a su encuentro.
Las familias Metz Romero buscaron a Graciela, Raúl y el bebé que estaba en camino desde el instante que supieron de su secuestro. Oscar y Elisa llevaron la iniciativa de esta búsqueda: hábeas corpus, denuncias internacionales, presentaciones, hasta el final de sus días. Con la mayoría de edad, Adriana hizo suya la búsqueda, siempre cercana a la institución, a donde acompañaba a su Abuela Elisa desde pequeña. Su tía, Elisa Metz, muchas veces visitaba a la filial de Abuelas La Plata buscando alguna novedad sobre su sobrino.
En 2009, como una botella tirada al mar, Adriana abrió un blog, “Poncho de Lana”, en el que le contaba a su hermano quién era, cómo lo buscaba y lo esperaba. Allí le escribió una carta para su cumpleaños. Desde entonces cada 17 de abril lo saludaba, con la ilusión de ser leída. Adriana participó de cada producción y actividad institucional, con la certeza de que sólo encontraría a su hermano buscando a todos. Y al final, hay recompensa.
A partir de información que Abuelas recibió de manera anónima, se inició una investigación que luego se trabajó de manera conjunta con la CoNaDI y la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el Terrorismo de Estado (UFICANTE). Este trabajo conjunto permitió reforzar la hipótesis de una posible apropiación, reunir la documentación necesaria y profundizar en el caso. En este marco, y una vez finalizada esta etapa, en abril de este año, la CoNaDI tomó contacto con el posible nieto para brindarle toda la información recabada. Así, él accedió a concurrir al Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y dejar su muestra de ADN, para ser cotejada con las familias que buscan.
Finalmente, el viernes último el BNDG comunicó a la CoNaDI el resultado de ADN y la Comisión le informó al hombre que efectivamente se trataba de un caso de apropiación y que su perfil coincidía con el de la familia Metz Romero. Durante el fin de semana ambas familias fueron notificadas, lo que hoy nos permite comunicar a la opinión pública que hemos encontrado al nieto 140.
Fuente: Todo Provincial